Por: Germán Morales Z. Docente y director de la Escuela de Turismo UAO.
Fotografías: cortesía Mujeres de Ébano, y Armando Rojas Flórez, docente UAO.
El Pacífico colombiano uno de los territorios mega diversos del planeta guarda en sus ecosistemas estratégicos la expresión de una cultura que es la muestra viva de la selva lluviosa tropical, del manglar, de la playa, del estero y del mar, desde sus aposentos palafíticos, hasta su gastronomía o su cosmovisión multicolor en un entorno y estilo de vida que se asocia a la supervivencia diaria de quienes habitan en esta riqueza natural lastimosamente olvidada históricamente por los gobiernos de turno, que solo se acuerdan de este litoral para sobreexplotarlo y transformarlo en divisas que se quedan en las principales capitales del país y que muy poco gotean en bienestar hacia estas comunidades.
Vivir en este paraíso mega diverso es una bendición de selección natural, pero al mismo tiempo es un reto de sobrevivencia humana, y por ello, ese amado y sonado desarrollo sostenible se asoma muy poco por estas comunidades. Es ahí en esta adversidad que algunos llegan a vislumbrar una gran oportunidad representada en la naturaleza y la cultura que son únicas y sin duda apetecidas por este mundo moderno, que hoy quiere y está pidiendo descubrir territorios exóticos, orgánicos, diversos y de realismo mágico. Y es ahí, en esta maravillosa mega diversidad que esta la ventaja comparativa de estas tierras olvidadas que de a poco se abren paso para decirle al mundo “Aquí estamos y somos Pacífico“.
En medio de esta explosión de diversidad, las comunidades locales han logrado construir un escenario de supervivencia y de usos a veces sostenible, y a veces no tan sostenible, pero que logran mantener su existencia en esta odisea de la vida. Estas comunidades asentadas en el Pacífico han logrado mantener una estructura social que al igual que en el país se fundamentan en este patriarcado que ha logrado enviar un mensaje contundente al corazón y espíritu de las mujeres del país y que las ha excluido en muchos casos de la vida productiva de nuestras sociedades, aunque las ha mantenido altamente productivas en casa, esa es la ironía y contradicción de la vida. Ser mujer solo para reproducir la existencia más no para reproducir las ideas y la lógica de una sociedad más humana y más equilibrada y ordenada desde esta mirada de mujer que podría hacer el cambio.
Hoy las mujeres del Pacífico se han levantado desde su yugo ancestral que las dejaba inertes socialmente en casa, y han asumido su rol desde las lideresas que van transformando territorios, y en estos nuevos liderazgos han sabido captar la atención de otras mujeres que ha entendido que desde el colectivo se construye identidad con mirada de mujer. Esta transformación social donde la mujer deja su papel pasivo a un rol activo de la transformación social, se consolida cada día en el Pacífico colombiano y en particular en nuestro Pacífico vallecaucano, donde estos liderazgos dan muestra de una nueva sociedad con ojos, corazón y razones de mujer para construir un territorio más humano, participativo y de realidades socialmente incluyentes.
En esta nueva realidad pacífica, las mujeres son hoy el complemento del liderazgo que, desde la multiculturalidad, desde otro punto de vista más sensible y humano pero certero, van aportando lo que las comunidades necesitan para seguir creciendo, hombre y mujer esa combinación perfecta para que la vida florezca, en una sociedad incluyente y participativa. En esta Colombia del siglo 21 la mujer ya no solo es compañera de oficios, es coequipera del desarrollo, del liderazgo y del bienestar territorial.
Los hombres vamos entendiendo nuestro rol femenino en esta sociedad pues debemos entender que somos y poseemos también la esencia de la mujer desde el legado que nuestras madres nos han entregado en esa genética del cromosoma X que todos poseemos de nuestra propia existencia y que refleja que nuestra madre, abuela, y demás linajes femeninos están en nosotros. Entonces ¿Por qué negar nuestra feminidad?, así que como complemento es que seguiremos construyendo una mejor sociedad para todos.
Pues aquí en Ladrilleros Pacifico vallecaucano hay una historia con Ojos y corazón de mujer, una historia de reivindicación del ser, de la feminidad que hace posible que la cultura y el rol de la mujer este más vivo que nunca. Aquí están las Mujeres de Ébano, que, así como el árbol de Ébano cuyo color es negro fuerte como el Ébano de Gabón la madera típica de África representa lo exótico, la firmeza y el temple de estas mujeres afrocolombianas que como un emprendimiento creado para resaltar las costumbres, saberes y riqueza cultural del Pacífico se construye en honor a la sabiduría las abuelas, madres, y la medicina botánica. Mujeres de Ébano es el transcender del valor de la mujer en la historia y lograr reconocer su trabajo para nunca olvidar. Estas mujeres decidieron poner su voz sobre la escena para decir “aquí estamos y aquí seguiremos en la lucha de construir una sociedad pacifica que nos reconozca y nos valore no solo desde lo ancestral y cultural sino desde el nuevo liderazgo que vamos a ejercer para hacer posible las oportunidades que nuestras comunidades necesitan”.
Hoy caminar por las calles de Ladrilleros mientras conversas con doña Atanasia Antonia Gamboa te deja entender que estas mujeres se tomaron su liderazgo en serio, que están más empoderadas que nunca y por eso su turbante no está, ni a la derecha, ni a la izquierda, está en el centro que les marca el norte, el equilibrio y que desde su cosmovisión afro le recuerda al resto que están empoderadas por su feminidad, por su cultura y por su territorio de Juanchaco y Ladrilleros. Doña Atanasia habla duro, directo, sin rodeos, con sinceridad y con dolor de terruño porque no puede aceptar que la exclusión les quite tantas oportunidades, pero sabe que la reivindicación está cerca y que lo que han hecho por años sin apoyos reales y con las uñas, puede ser la experiencia que necesitaban para poder mantener los pies en la tierra y poder dar el próximo paso por sus mujeres, por sus hijos, nietos y futuras generaciones.
Hoy Mujeres de Ébano trabajan en temas como la salvaguarda de la cultura local, de sus tradiciones, la medicina tradicional, la producción sostenible y tienen una casa ubicada en el corregimiento de Juanchaco- Valle del Cauca, frente al mar Pacífico, dónde se han enfocado que sus visitantes encuentren el sabor del Pacifico representado por manifestaciones de Gastronomía local, el arte de bordados, la preparación de plantas medicinales, y las mermeladas de borojó, chontaduro y coco, al igual que la producción de aceites medicinales. Esta casa funciona igualmente como hostal para visitantes extranjeros y nacionales. Conoce más en el siguiente enlace.
Más convencidas que nunca, que la unión hace la fuerza, que el cambio es ahora y que ellas seguirán empoderadas y ganando más espacios y convirtiéndose en las lideresas que esta sociedad patriarcal necesita para equilibrar no solo el desarrollo sino las oportunidades para todos. Porque como dice doña Atanasia ellas solo quieren lograr ser un referente en turismo cultural a través del saber y la conservación de costumbres. Ser la casa de la cultura del Pacífico, la casa de todos.
Como el ébano que las inspira seguirán con la fortaleza de avanzar sin desfallecer por la transformación social que su comunidad necesita, porque están seguras que al final sí que Valera la pena.
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